17 abril, 2009

Cuervo



Un día un viejo cuervo azul se paró frente a nosotros. No necesitó decir nada; él era el mensaje.
Nosotros intentamos seguir jugando, contando nuestras historias. Usamos la risa, nuestro malgastado escudo. También nos tomamos de las manos y cantamos nuestro himno, pero todo fue inútil. Había quedado un extraño olor y sabor a muerte en nuestras bocas.
Seguíamos recordando que un día un viejo cuervo azul se paró frente a nosotros. No necesitó decir nada; él era el mensaje.
Nosotros intentamos seguir jugando, contando nuestras historias. Usamos la risa, nuestro malgastado escudo. También nos tomamos de las manos y cantamos nuestro himno, pero todo fue inútil. Había quedado un extraño olor y sabor a muerte en nuestras bocas.

Cuando volvimos en nosotros, solo había un huevo roto en el lugar.
Tuvimos reconocer que siempre supimos que el vendría.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Toda opinión es bienvenida