Los muertos no pueden hablar
y los fantasmas aburridos no quieren moverse de sus sitio
Pierdes el tiempo disparando hacia las nubes
El éxtasis de Dios es el aliento de una vieja maquina oxidada
Rescatada por los astros, por los hombres olvidada
Refugiada intacta bajo la sombra del olvido
El el centro de esta sombra se encuentra una rosa azul
Huele a cenizas de antepasados
A ritos de sangre convertidos en danzas
A sueño derretido entre los dedos de esta locura
Fue sembrada por un suspiro pasajero
Justo entre los caminos que no tomaste y los vasos que dejaste a medias
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