Soy como el agua del mar que viaja miles de kilómetros para llegar
hasta alguna orilla desconocida y que al llegar, a lo que parece ser la meta,
se empina y se larga en picada sobre sí misma, se estira lo más posible
intentando abandonarse en aquella arena, salirse de sí, dejar de ser mar. Al
terminar su fallido intento se recoge exhausta y comienza el siguiente ciclo
infinito, esperando una nueva oportunidad.
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